10% del dinero todavía estaba en forma de billetes y monedas. Esto tenía que ser suprimido de manera tal de no despertar sospechas. Mientras la gente utilizara efectivo, estaría libre para comprar y vender como quisiera - la gente todavía tenía cierto control sobre sus propias vidas. Pero no era siempre seguro llevar billetes y monedas. Los cheques no eran aceptados fuera del país, y por lo tanto se buscó un sistema más conveniente. Fabian tenía de nuevo la respuesta. Su organización le dió a cada uno una tarjeta plástica que mostraba el nombre de la persona, la fotografía y un número de identificación. En cualquier lugar donde esta tarjeta fuera presentada, el comerciante telefoneaba a la computadora central para controlar el crédito. Si tenía crédito, la persona podría comprar lo que desee; hasta cierta cantidad. Al principio, a la gente se le permitió gastar una cantidad pequeña en crédito, y si esto se pagaba dentro del mismo mes, no se cobraba ningún interés. Esto estaba muy bien para el asalariado, pero ¿qué pasaría con los empresarios?. Ellos tenian que instalar maquinaria, fabricar las mercancías, pagar los salarios etc., vender todas sus mercancías y recién pagar el crédito. Si se excedían un mes, lo cargaban con un 1,5% por cada mes que la deuda era debida. Esto ascendía al 18% por año. Los empresarios no tenían ninguna opción mas que agregar el 18% sobre el precio de venta. Pero todo este dinero o crédito adicional (el 18%) no había sido prestado a nadie (no estaba en circulación). En todo el país los empresarios tenían la imposible tarea de pagar $118 por cada $100 que pidieron prestados - pero los $18 adicionales nunca habían sido creados en el sistema. No existían. Fabian y sus amigos aumentaron aún más su posición social. Eran mirados como pilares de respetabilidad. Sus declaraciones en finanzas y en economía eran aceptadas con convicción casi religiosa. Bajo la carga de impuestos cada vez más altos, muchas pequeñas empresas se derrumbaron. Licencias especiales eran necesarias para varias operaciones, de modo que las empresas restantes encontraran muy difícil participar. Fabian poseía y controlaba todas las compañías grandes que tenían centenares de subsidiarias. Éstos parecían estar en competencia unos con otros, sin embargo Fabian los controlaba a todos. Eventualmente, todos los otros competidores fueron forzados a cerrar . Los plomeros, los carpinteros, los electricistas y la mayoría de las industrias pequeñas sufrieron el mismo destino - fueron tragados por las compañías gigantes de Fabian que tenían protección del gobierno. Fabian quería que las tarjetas plásticas reemplazaran a los billetes y las monedas. Su plan era que cuando todos los billetes fueran retirados, sólo los negocios que usaran el sistema de tarjeta contra la computadora central podrían funcionar. Él planeó que eventualmente alguna gente perdería sus tarjetas y estaría entonces imposibilitada de comprar o vender nada hasta que que se hiciera una prueba de identidad. El quería imponer una Ley, que le daría el control total - una ley obligando a todos a tener su número de identificación tatuado en la mano. El número sería visible sólo bajo una luz especial, conectada a una computadora. Cada computadora estaría conectada a la computadora central gigante y así Fabian podría saber todo sobre todos.
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