El descuento hiperbólico es nuestra inclinación a elegir recompensas inmediatas en lugar de recompensas que llegarán en el futuro, incluso cuando estas gratificaciones en el corto plazo sean más pequeñas. Se refiere a la conducta que puede llevar a las personas a tomar malas decisiones por impulsividad en vez de la visión a futuro, explican los expertos que por décadas han estudiado el tema desde el campo de la economía conductual o la psicología. Si lo más importante en la toma de una decisión es que el beneficio sea inmediato, aunque sea menor, entonces el descuento (el recorte en la ganancia) se vuelve hiperbólico, es decir, exagerado. Origen del descuento hiperbólicoAunque con distintos nombres, el descuento hiperbólico ha sido estudiado desde hace siglos, cuando comerciantes (y hasta filósofos) buscaban entender la lógica del valor del dinero, el rendimiento del capital, o los intereses asociados a un préstamo según el costo y la oportunidad. Tratando de comprender estos fenómenos, en las últimas décadas, expertos se sumergieron en complejos cálculos matemáticos para entender y predecir las fuerzas que mueven las finanzas y la economía. Los psicólogos, desde su propio campo de investigación, se apasionaron por entender la manera en que funciona el cerebro humano y los sesgos cognitivos que operan al tomar decisiones. Uno de ellos es Daniel Kahneman, un investigador que analizó la manera en que tomamos decisiones y cómo esas decisiones influyen en la economía del comportamiento, una investigación por la que recibió el Premio Nobel de Economía en 2002 (junto a Vernon Smith). Para que lo podamos entender mejor, algunos autores explican que el sesgo hiperbólico nos hace pensar que cuanto más cerca en el tiempo está la recompensa, más atractiva se vuelve. Pero mucho cuidado, porque esa impulsividad es una fuerza que en la infancia o en la adultez nos puede jugar en contra, pues si te ofrecen $100 ahora y $120 en una semana, ¿qué prefieres? Cuando tu decisión opera bajo el sesgo cognitivo, es probable que escojas tener menos dinero, pero antes. El descuento hiperbólico en las decisiones financierasEl descuento hiperbólico, "a menudo nos lleva a tomar decisiones de las que nuestro 'yo futuro' podría arrepentirse", explica Irene Scopelliti, profesora de Marketing y Ciencias del Comportamiento de la Escuela de Negocios de la Bayes Business School of City, en la Universidad de Londres. Para algunos expertos esas decisiones impulsivas que tomamos por tener la gratificación inmediata, podría explicarse como el resultado del proceso evolutivo, dado que la inmediatez nos magnetiza como si fuera un vestigio de nuestro pasado animal. Otra razón que puede influir en este tipo de decisiones es el hábito de procastinar, el dejar para después las cosas que se pueden hacer en el presente. Así también interviene la idea de lo impredecible: es mejor tener algo seguro ahora en vez de esperar, porque en el camino "pueden pasar cosas" y quedarte con las manos vacías. El descuento hiperbólico se activa cuando, por ejemplo, elegimos ver la televisión ahora en lugar de estudiar para un examen la semana que viene, comer pizza en vez de ir al gimnasio, o comprar algo innecesario hoy en lugar de ahorrar para unas vacaciones o para la jubilación. Aplicado a las finanzas, claramente el descuento hiperbólico no es un buen consejero cuando hay que tomar decisiones monetarias, como cuando pedimos un crédito para comprar un auto o la hipoteca de una casa. Ante estas circunstancias en las que tendemos a la impulsividad, lo mejor será sopesar los costos en relación a los beneficios. Poner la situación en una balanza y tratar de predecir su influencia futura con el fin de equilibrar esa balanza. ¿Cómo superar esa impulsividad por la gratificación inmediata?Vincent Berthet, profesor asociado de la Universidad de Lorraine e investigador asociado en el Centro de Economía de la Sorbonne, nos propone herramientas que pueden ser efectivas para intentar superar el sesgo del descuento hiperbólico:
Quizás no te das cuenta, pero el sesgo hiperbólico puede estar presente en cosas tan simples que no nos damos cuenta, como querer tener una vida más saludable, pero somos incapaces de resistirnos a las comidas que nos hacen mal y al sedentarismo. Fuentes: |